Thursday, March 09, 2006

ciencia ficción para amantes de las nuevas tecnologías

Ya nadie puede decir con exactitud cuándo fue que los programadores se volvieron locos y lograron apoderarse de las bases de datos de las grandes corporaciones. Esto implicó una lucha que derramó varios litros de sangre e inclusive provocó la hipócrita alianza entre gigantes multinacionales que antes del conflicto se hacían canalladas mutuamente. Los gobiernos -que siempre estuvieron involucrados con el bienestar de empresas tan lucrativas- también sufrieron el ataque informativo y su reacción fue incrementar la represión hacia colectivos autónomos, foros culturales, disidentes y cualquier individuo que tuvieran pinta de nerd antisocial con conocimientos básicos de XML v.7.3.

Fue casi por coincidencia que me vi involucrado en esta conspiración. Estaba una noche –tal vez dos años antes del ataque– sentado en el fondo de una pulcata y ya había liquidado unas cuantas jarras de curado de piñón cuando me percaté de que cuatro individuos que tenían pinta de nerds antisociales con conocimientos básicos de XML v.7.3 discutían airadamente en una mesa cercana a mi lugar. Se insultaban, se escupían. El más flaco se levantó de pronto y le quebró los lentes a su camarada de un puñetazo.
– ¡No jodas compañero! –dijo un tercero tratando de proteger al nerd herido–. Yo por eso insistía en no estimularnos con este alcohol tan corrosivo y pegajoso.
– Si tú sabes que ese hijo de mala puta es un traidor, todavía lo defiendes. ¡Voy a matarlos a los dos! – gritó el nerd agresivo.
– Los tres se comportan como usuarios estándar –dijo el último nerd. Tenía rizos rojos y una camiza retro estilo 1920 –. Recuerden, somos hermanos palm y nuestra misión es llevar a cabo la operación FlameFox. Tenemos que acabar con el código privado y ese ojete de B. Gates.
– ¡Pero si este mamón acaba de profanar contra la carta binaria del código abierto! Yo ya no confío en él –vociferó el nerd agresivo que blandía bien arriba una jarra con una fina capa rosácea-babosa en el fondo, una de esas a las que les entran hasta dos litros.

La pelea me interesó, aunque no sabía si la escena en inicio cómica terminaría en una muerte fatal. El nerd agresivo reventó la jarra en la cabeza del nerd traidor. Un aullido cruzó el cuarto y yo me pregunté dónde carajo estaba la policía y recordé que la policía sólo se encarga de controlar a la sociedad y de proteger al capital, así que no vendrían, al menos no esta noche, a no ser de que hubiera espacio en las celdas de la delegación para albergar a unos cuantos borrachos.

El nerd traidor se fue de espaldas y cayó en el suelo sucio. Se sobó la oreja izquierda. No había sangre. Se quedó ahí recostado en el suelo y comenzó a reírse a carcajadas, su risa era maligna.
– Bueno, ahora a terminar con el asunto, a éste sí que lo voy a ultimar – dijo el nerd agresivo con voz más serena, agazapándose sobre su víctima, mientras sacaba una fina aguja de su palm plateada.
– ¿Crees que esto cambiará las cosas? Entiende que el lenguaje de programación que utilizan los neoburgueses es indescifrable. Jamás podrán hackear sus escudos, qué desperdicio de energía –respondió el nerd traidor y cerró los ojos. La aguja entró en su cuello que poco a poco fue aguadándose y perdiendo color. Una baba amarilla y pringosa comenzó a gotear de su boca reseca.

Los nerds se dirigieron a la salida. Mientras pasaban a mi lado me miraron fríamente. El nerd que acababa de matar a su camarada me disparó una sonrisa inhumana, totalmente ajena, completamente inanimada y se alejó. El camarero no se atrevió a detenerlos, simplemente trató de camuflarse entre los tambos de la barra. Yo ya andaba un poco borracho y pensé que tal vez tampoco me cobraría a mí. Me dispuse a largarme antes de que comenzará el lío con la pasma y los peritos. Casi atravesaba el umbral cuando escuché a mi espalda la voz ronca del camarero.
– Oye hijo, ¿a dónde coño crees que vas?
Me detuve. Saqué mi cartera y hurgué hasta encontrar un billete.



Me olvidé del asunto ya que esa misma noche tuve una sobredosis de alcohol y desperté con la mente en blanco, semidesnudo en el porche de una casa abandonada. Fue hasta unos meses después que volví a ver esa sonrisa macabra. Y fue en un lugar donde jamás hubiera creído ver a una pandilla entera de nerds. Se había organizado un boicot contra McDonald´s y para la protesta llevábamos nuestras municiones de ladrillos. Todo indicaba que iba a ser una protesta común y corriente: enfrentamiento con los granaderos, presos políticos, dientes rotos, clientes ofendidos… De pronto, a mitad del zafarrancho, apareció la horda de nerds. El nerd agresivo, guiando a la comitiva, alzaba ostentosamente su brazo derecho, lo agitaba con furia. Y así como si nada se metieron en medio del campo de batalla, con los proyectiles silbándoles sobre su pelo engomado.

Los policías más violentos se disponían a golpearlos y de pronto un chillido agudísimo nos detuvo a todos. Todo pasó simultáneamente. Una luz fosforescente emanó de la mano del nerd, hubo una explosión dentro del McDonald´s, volaron los transformadores y se fue la luz, los policías y algunos individuos con pinta de magnate que se escondían detrás de los árboles se hincaron y comenzaron a vomitar sangre, las armas explotaron dentro de ellas mismas, les desgajaron los dedos a los policías. Y entre el ruido y los sollozos sobresalió la voz fina del nerd:
– No lo vamos a repetir: la venganza de los malditos ha comenzado. Mucho han controlado a voluntad y ahora sufrirán el colapso de sus propias decisiones – dijo, y desapareció entre el polvo seguido por sus compañeros.

Hubo conmoción y los que presenciaron el suceso se aterrorizaron y tuvieron que recurrir a exámenes psicológicos que los confundieron aún más. Los medios obviamente atribuyeron el incidente a los manifestantes radicales y a los iraníes inmigrantes que vivían en los alrededores. Hubo varias detenciones pero a ello le siguieron más y más casos de ataques directos e indirectos. Las televisoras y prensas también fueron de los primeros blancos en este ataque coordinado. Realmente fue vertiginosa la caída del sistema: primero sus puntos más débiles, luego los más fuertes, mediante infiltraciones a distancia y espías virtuales. Las corporaciones y los Estados se derrumbaron sin poder ofrecer mucha resistencia pues los avances tecnológicos de los que se jactaban eran muy primitivos y susceptibles de funcionar contraindicadamente.

La utopía llegó y llegó de la forma más inesperada. Afortunadamente los nerds no trataron de instaurar una dictadura de los programadores y todos sus conocimientos los utilizaron para ayudar a aquellos que habían sido golpeados por los abusos de la ahora raza extinta de capitalistas. Bueno, esto es una gran oportunidad para revivir la libertad y la igualdad y para dejar de joder a aquellos seres antisociales que parecían vivir en un mundo virtual pero que siempre estuvieron pendientes del momento de romper las cadenas de verdad.

1 Maldiciones:

At 6:28 PM, Blogger El de-compuesto said...

estupendo...jejeje....me parece material digno de....(tarolazos)....http://malresabio.blogspot.com

 

Post a Comment

<< Home