Bruto
El efecto de la droga se desvanecía. Bruto sintió como el ácido láctico formaba agujas de cristal en sus pantorrillas y de pronto todo el esfuerzo de la jornada le cayó encima como un costal de estiércol macizo. Sintió frío y cogió una de las lonas que los rebeldes habían usado durante 5 meses para soportar el incierto clima de la noche y las penosas lluvias. Alguien había pintado sobre la lona URO asesino, ya estás fuera. Bruto colocó su escudo en el piso y se echó sobre él procurando cubrir todo su cuerpo con la lona. Tenía el cerebro embotado y un poco de asco le pellizcaba el estómago. Cuando por fin iba a conciliar el sueño, la imagen volvió a su mente y decidió matarse.
Pistolas sobraban en esa plaza, aunque no todos estaban equipados con ellas. Más de tres mil efectivos de la PFP habían recuperado el zócalo y cercaban todas las calles que acceden a él. La AFI se encargaba de catear casas de presuntos líderes de la APPO y en la noche ya habían detenido a unos cincuenta cabrones. El operativo había sido tan meticuloso que hasta lograron replegarlos a la Universidad y a su radio mierdosa. Sólo faltaba que el Secre Abascal dijera cuando entrar para partirles la madre de una buena vez. A la mierda con la autonomía de la Universidad, al fin que ellos fueron los primeros en pasarse la legalidad por los huevos y ya les debían una desde el desalojo fallido del 14 de Junio.
Bruto gateaba entre sus compañeros. Estaba seguro de que había tirado su pistola por ahí. Escuchaba voces conocidas a su alrededor: Bruto, deja ya de hacer el indio. Ja, Bruto, si te ve así Carmona te saca a patás de Oaxaca. Tschhh, de todos nosotros, Bruto es el que tiene mejor sentido del humor... y menos dignidad, cachoimbécil. ¡Bruto, nomás veo tu culo gordo y me calientas, papi! Eh, pistolero, ¿a cuántos te vas a despachar mañana? Oigan: Bruto es un infiltrado vestido de pefepo y pretende escapar. En realidad no escuchaba voces sino cacofonías, cacofonías que algún día fueron sus camaradas. Ellos le pusieron Bruto cuando ascendió a la Federal Preventiva. Aceptó de buena gana su nuevo apodo, iba de acuerdo a su personalidad, pero le reventaba que le dijeran así enfrente de su esposa y de su chamaquita Lulú. Ahora ellas dormían en su querida Puebla. Cuando Bruto salió rumbo a Oaxaca su esposa lo bendijo y le rogó que no se expusiera mucho con esos huevones de la APO. Su esposa era una buena persona. Aunque Bruto le pegaba constantemente ella nunca se rebeló, aceptaba el castigo en silencio. Bruto se lamentaba al imaginar lo que sería de ella y Lulú cuando se enteraran de su muerte.
Bruto se alejó de sus compinches y consiguió ponerse de pie. Junto a unos arcos estaba la compañía de Tehuacán. Era el grupo más reducido del operativo y seguían empotrados alrededor de una tele portátil que encontraron en el campamento. Bruto, activado todavía por los pinchazos, había estado platicando con un viejo amigo de esa compañía y recordó el reportaje que hace unas horas mostró Denisse Maerker. Puta de mierda, pensó y le dieron ganas de matarla a toletazos. Carmona le había dicho que los noticieros eran el mejor amigo de la tira porque podías golpear, violar y matar sin que tu nombre apareciera siquiera en la pantalla. Los quemados en realidad son los jefes, ellos son los que dan la cara: Ruiz, Abascal, Fox y todos esos cretinos de pacotilla. Carmona ya había violado y matado y mira, ¿quién es el que comanda tu escuadrón, Brutito? Sin embargo, la puta de Denisse había jodido a Bruto: Durante esta jornada de desalojo por parte de la Policía Federal Preventiva se reporta un muerto. Un niño de 14 años de identidad desconocida que en estos momentos está siendo velado por simpatizantes de la APPO. Se presume que el menor fue herido por un proyectil de gas lacrimógeno disparado por elementos federales. El Secretario de Gobernación, Carlos Abasacal, insiste que el saldo fue blanco... [mientras video de un cuerpo miniatura cubierto por una bandera de México y un altar de neumáticos y maderas improvisado en la calle]. Denisse lo había jodido vilmente porque la crónica, aunque estúpida y anónima, había vuelto nítidos los recuerdos que la droga se empeñaba en nublar.
Bruto regresó a ese momento, al enfrentamiento en el puente del Tecnológico. Entre 5 uniformados someten a patadas a un joven con un paliacate en el rostro que tropezó durante la retirada. De pronto, una molotov explota sobre Íñiguez y lo prende. Íñiguez suelta su bazuca de gas lacrimógeno y se revuelca en el piso. Lo apagan con un chorro de extintor. Bruto deja a sus compañeros masacrando al embozado y recoge el arma de Íñiguez. Apunta hacia la multitud y dispara 3 granadas. Ve a un niño caer y luego una nube de humo lo engulle. Bruto está bravo y quiere seguir disparando pero no tiene más cápsulas. Tira el arma a la calle y se lanza contra un señor robusto que es sometido por un grupo de federales. Después del enfrentamiento Bruto colabora para subir al camión a los detenidos. Les patea las espinillas como señal de bienvenida. Cuando se dispone a avanzar con su grupo hacia el Centro pasa junto al cadáver del niño que yace entre cajas que arden.
Bruto está sudando. La cara del niño que mató es parecida a la de Lulú, o tal vez su mente está jugando con él. Se acerca a la compañía de Tehuacán y encuentra a su viejo amigo que se está botando de la risa con un comediante del canal de las estrellas. Burro, Burro ¿no haz visto mi fusca? Burro le dice que aguante, que está bien bueno el chow. Bruto insiste y Burro le dice que para qué mierda quiere un pistola si ya no hay ni un pinche pulgoso en la plaza a quien despachar. Burro, no jodas viejo. Me siento mal sin mi fusca. Burro se comienza a turbar porque el pendejo de Bruto no lo deja concentrarse en el programa que está re bueno. Se levanta de putazo y agarra a Bruto del chaleco antibalas que todavía trae encima. Mira Brutito, ya no me estés chingando que vengo cansado por lo de hoy. Burro desenfunda y le da su pistola a Bruto. Le dice que en cuanto encuentre la suya viene y se la devuelve.
Bruto se va asustado hasta un edificio colonial y vomita en la pared. Todas las paredes tienen pintadas consignas incendiarias. Comienza a debilitarse, se agacha y mete las manos en su propia basca. Está jodidamente mareado. Escucha risas roncas a su alrededor. Bruto coge la pistola del viejo Burro y se la pone en la boca. Quita el seguro y jala el gatillo. Mientras la bala recorre la carabina impulsada por un estallido ensordecedor, ve reflejado en el vómito a Carmona violando a su mujer y a Denisse Maerker dándole el tiro de gracia.